jeudi, février 08, 2007

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-¡Carajo! -gritó.
Amaranta, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán.
-¿Dónde está? -preguntó alarmada.
-¿Qué?
-¡El animal! -aclaró Amaranta.
Úrsula se puso un dedo en el corazón.
-Aquí -dijo.










(Gabriel García Marquez - Cien años de soledad)