vendredi, janvier 19, 2007

E*

Esperé a que todas las voces se extinguieran para besarte. Estábamos solos, se habían ido los fantasmas y nosotros tejíamos paradojas para nadar en espacios de luz. Eran segundos asimilando las horas y los vientos, momentos mayúsculos opacando las risas ajenas que se burlan. Nosotros, burlando a la hoguera. El cielo suspendido buscaba amenzarnos, ¿dónde?, ¿por qué?, hasta acá nadie llegaría, es MI lugar. No eran las drogas ni el alcohol, era el mundo que se desmoronaba a tus pies cada vez que me hablabas, no brillaban estrellas ni nacían flores, simplemente todo se caía, se resbalaba y se volvía a caer. No había límites a lo que empezaba, lo que fluía, lo que me hacía nacer una y otra vez devolviéndome intacta a vos y a tu calor, despegándose los cuerpos de sí mismos pero no entre sí, nutriéndose y alcanzándonos antes de evaporarnos en sudor. Era de noche pero el resguardo se volvía interno, lentamente nos íbamos desvaneciendo hacia las sábanas, de a poquito, yo todavía puedo sentirte respirar contra mi espalda, respirándome en palabras que me hicieran temblar, todavía cierro los ojos y te siento desprendiéndome la piel de los brazos, arrullándome sin darte cuenta que me estabas alimentando en todos los sentidos, partiendo conmigo en todas las direcciones, los lugares a los que voy después de escapar. Estás partiendo conmigo en un éxodo que mi mente planea antes de que mi cuerpo pueda decidir. ¿Qué hacés vos acá?, este es y no es tu lugar, estas huídas son las únicas que realmente me pertenecen y vos, sin embargo, no me dejarías que las siga usando de estandarte. Vos mismo sos la huída, el lugar al que huyo y las razones para huir, y a pesar de todo eso, sos la mejor excusa para romper mi determinación y regalarte una noche que ocupe todas las noches.
Un manantial interminable en el que saciarme y buscar mi sed. Bajá conmigo, bajemos a un pasto húmedo, galopando nuestra propia carnalidad mientras vaciamos al mundo entero en nuestras entrañas, buscando más manatiales de esos que nos harían perdurar. No es que hagas brillar las estrellas o que en vos encuentre amores de más, pero yo había estado esperando que fuera diciembre, y cuando llegó era más hermoso de lo que podría haber pensado.
De repente desperté y resurgiste etéreo, la luz pegaba impecable contra el piso, abajo tuyo y a tu alrededor, como si emanaras pureza al respirar.

mercredi, janvier 03, 2007

-

A g a i n s t m y c h e s t dice:
(hay ciertos estímulos a los que yo respondo muy bien, y el shh es uno de ellos)
A g a i n s t m y c h e s t dice:
(si alguien dice shh, yo digo shh)
A g a i n s t m y c h e s t dice:
(me encanta decir shh)