jeudi, août 24, 2006

Ruta a 80*

Realmente tengo ganas de hacer un viaje.
Recorrer una ruta yo sola, todo el camino, partir a la madrugada en silencio y poder ir viendo despacio cómo amanece sobre el asfalto, los costados rodeados de pastizales, y yo no llevo más que un bolso con un poco de ropa.
Pero no es el hecho del viaje en sí, es el reencuentro con la misma persona.
Me gusta estar sola, sentir la casa en silencio, ver el sol entrar por la ventana sin interrupciones, a veces siento como si la presencia de otras personas hasta me sofocara, necesito espacio conmigo misma, sentir verdaderamente que el aire me contiene solamente a mí, todo lo que no sea yo me oprime, inclusive la ropa, las palabras, una segunda respiración.
Lo que más me gusta de estar sola es mirarme al espejo. Conectarme con mi reflejo, mirarme a los ojos -siento que soy la única persona que me devuelve la mirada con honestidad- y no necesitar buscarme, no esconderme de mí. Porque me gusta jugar a esconderme, pero llega en un punto en que se vuelve incómodo no poder mostrarme, yo misma me impongo la necesidad de una protección acorazada, descorazonada.
Creo que si viajase me liberaría de unas cuantas cosas, sobre todo de esa molestia que me provoca la presencia humana, el contacto físico y emocional me produce un desgaste agotador, necesito liberarme de eso, quizás hartándome un poco de mí.








-Tenés razón, durante los viajes late más fuerte el corazón-

vendredi, août 11, 2006

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ODIO LA FALTA DE ATENCIÓN.







DENSE CUENTA BLOGGERS, ME EXASPERAN.