dimanche, juillet 29, 2007

26.07.07 (que si no le pongo fecha no tiene sentido)

No es cuestión de volver, es cuestión de volver y encontrarte, mirarte, olerte, escucharte, tenerte, entenderte. Verte llegar. Que estés parado en el mismo lugar que estabas la última vez que volví, caminar esos últimos cinco, cuatro, tres, dos pasos hasta llegar como si fueran uno solo, sentir que no llego más. El primer contacto va a ser una explosión. El primer abrazo, la primer canción. Los mismos pasos, la misma operación parte del proceso que iniciamos la mañana que nos encontramos en Corrientes y Callao repetida mecánicamente por partes de nuestros cuerpos ajenas a sí mismas. El mismo rito de los lunes al mediodía ya un poco alejados, en otro lugar, con otras expectativas, otras tonalidades, una gama de colores completamente opuesta. Pasamos de la total falta de pretensiones a necesitar ciertas acciones para no cerrar los ojos a lo que nos pusimos enfrente. Más allá de un bolso lleno de golosinas, más allá del nudo en la boca del estómago de los últimos cuatro días, es un proceso mecánico harto mentalmente repetido para re-volver a re-encontrarse con un montón de cosas que se nos están escapando, porque yo sé que no se quiere ni se piensa posible, pero diluírnos es tan fácil, de repente no buscar las mismas cosas. Más fácil sería llegar a un opus presto de la total consumación de nuestros deseos, y con esto qué quiero decir, es muy simple, que nuestro pequeño mundo inofensivo de salir un sábado a la tarde a comprar cositas por Pompeya sea eso sólo y no la topadora de orgullo paterno que lo quieren hacer parecer, un pequeño mundo inofensivo, lo que es, nada más, un encanto.

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