Ce matin, alors que je me réveillais...

En una cajita de fósforos
tengo guardada una lágrima,
nadie por suerte la ve.

Es cierto que ya no me sirve,
es cierto que está muy gastada
pero, ¿qué voy a hacer?
tirarla me da mucha lástima.













Hoy de repente me desperté acordándome de esto y de Gloriosa cuando en su atellier fantásticodinámico nos enseñaba a transmitir sin transmitir.
Y de Guadalupe, que a veces se despide y a veces se olvida de ponerle título a sus obstáculos, no está viendo las cosas que subo porque ella pibe que suba.
Que te extraño (aunque te haya visto hace unos días), que lo de abajo otra vez se llama vos y que en un rato sube solo como el humo uno póstumo de hace tiempo ya (que seguro, igual que el de abajo, vas a haber leído bienacompañada por camellos semi-desérticos sin darte cuenta que es un docedemayodeldosmilseis), que te quiero ver con un mate en una mano y un habano en la otra y que me encantó haber sido la piromaníaca egocéntrica refugiada bajo tu paraguacaídas.